Ciertamente la belleza y majestuosidad de nuestros templos es uno de los gozos y joyas con las que contamos como iglesia, sin embargo, toda majestuosidad arquitectónica seria vana sin la presencia de los fieles, sin la catequesis infantil, sin la vida de la sagrada liturgia y las actividades que como comunidad estamos llevando a cabo.

Precisamente la encomienda que tenemos es la de hacer una comunidad. En caminar ha sido difícil, esta etapa nueva que estamos comenzando desde que el señor arzobispo Don Alfonso Cortés Contreras iluminado por el espíritu Santo, creó el proyecto de la Rectoría de San Cayetano, integrando a él, 3 comunidades cristianas para formar una sola.

Desde el antiguo testamento, leemos como a la tribu del Leví, se le encomendó el culto y la custodia de la tienda de reunión, así; poco a poco el culto a Yahvé fue evolucionando y perfeccionándose. Siglos después, en el nuevo testamento; en el libro de los hechos de los apóstoles, observamos la institución de los diversos servicios y ministerios, ahora en la iglesia de la nueva alianza instituida por Cristo, los laicos tienen un papel muy importante en el caminar de la iglesia.

En nuestros templos contamos con pocos ministerios, el más grande reto nos ha parecido que es formar la comunidad, hacer que las tres comunidades entendamos que la prioridad en este momento de nuestras iglesias es formar la comunidad.

En el primer libro de Samuel leemos como después de que Ana entregó en el Santuario de Siló a su hijo, desde niño ayudó y sirvió al Sacerdote Elí en el culto a Yahvé, después se convirtió en sacerdote, el ultimo de los jueces y el primero de los profetas.

Así, después de Cristo tenemos infinidad de testimonios de niños que han servido con una fidelidad admirable y santa a Dios en el altar. Como no mencionar a San Tarsicio, Santo Dominguito de Val, Santo Domingo Savio, San José Sánchez del Río, etc.

En nuestras tres comunidades tenemos 13 monaguillos que también sirven con alegría a Dios.

Este apostolado es el más antiguo de nuestra rectoría, esta en el Templo de Cayetano en Valenciana; tiene 48 años ininterrumpido del servicio, oración y colaboración con sus sacerdotes. La legión de María se fundó cunado el Padre Rector era el Presbítero Anselmo Rosas Alvarado. Entre las acciones de apostolado que tienen estas hermanas se ha de destacar la visita a los enfermos, la oración, promoción del Santo Rosario y la ayuda al templo en alguna actividad de limpieza o decoro litúrgico. Su carisma principal es el culto a la Santísima Virgen María.

La Sagrada Liturgia también requiere la armonía de la música y el canto para ennoblecer las expresiones litúrgicas de los fieles hacia Dios. En la rectoría contamos solo con dos coros un cantor y organista. Un coro del Santuario del Señor de Villaseca recién formado, otro del Templo de Nuestra Señora de la Merced y el organista que estudió en la escuela de música de la Universidad de Guanajuato quien es el que toca nuestros órganos tubulares.

La Pastoral social es el apostolado de más reciente creación, de hecho, no tenemos aún su estructura pastoral conformada; solo algunas vírgenes del culto colaboran ahí organizando las ofrendas que traen los fieles que vienen a la Eucaristía dominical en el Templo de san Cayetano en Valenciana, tratando de ayudar con esas ofrendas a enfermos y personas necesitadas de la comunidad.

Los tiempos de la Iglesia van exigiendo más y más la participación activa y consiente de los fieles. Al asomarnos a las páginas de la historia de la Iglesia leemos hechos que nos asombran y de los cuales al comparar aquellos tiempos y al ver la necesidades y exigencias de nuestra época nos llenamos de honra al contemplar el caminar histórico de nuestra madre Iglesia. Por ejemplo, en los primeros siglos de las comunidades primitivas cristianas el Santo Padre recorría a caballo los caseríos de Roma para llevar él “Fermenctum” a los enfermos; es decir el “Pan Eucarístico”. Ahora los católicos nos contamos por millones en todo el mundo y hay fieles que son instituidos ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión y colaboran con los sacerdotes a llevar la Eucaristía a los enfermos después de ser confesados.

Solo el Obispo, el Sacerdote y el Diacono son ministros ordinarios de la Eucaristía y nos debe quedar claro que los fieles que ayudan en este ministerio son ministros extraordinarios solamente.